CAPÍTULO 9: El Pacto Verde Europeo y la agricultura
El Pacto Verde Europeo, aprobado en 2020, es un conjunto de iniciativas políticas cuyo objetivo es convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para 2050. Esto requerirá cambios profundos y amplios en todos los sectores de la sociedad y la economía, y la agricultura estará entre los sectores en primera línea.
La Estrategia de la UE «de la granja a la mesa», también aprobada en 2020, es una de las estrategias clave del Pacto Verde Europeo, con el objetivo de crear un sistema alimentario social, medioambiental y económicamente sostenible, resistente a cualquier crisis futura.
Aunque la agricultura de la UE es el único sistema importante del mundo que ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero (un 20% desde 1990), sigue siendo uno de los principales motores del cambio climático y la degradación del medio ambiente, responsable del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE.
Al mismo tiempo, los trabajadores agrícolas ya sienten directamente las consecuencias de la inestabilidad hidrogeológica, la degradación de la tierra y la erosión del suelo en sus condiciones de trabajo.
El cambio climático ya ha incrementado los riesgos para la salud de los trabajadores, debido a una mayor exposición a temperaturas extremas y a la contaminación atmosférica, así como a un mayor riesgo de agotamiento por calor, deshidratación y enfermedades relacionadas con el calor.
También ha provocado una mayor necesidad de flexibilidad y adaptabilidad, ya que la organización del trabajo y el uso de la tecnología deben adaptarse rápidamente, lo que aumenta la necesidad de formación adicional de los trabajadores.
La agricultura es uno de los sectores con mayor proporción de los llamados «empleos marrones», es decir, empleos relacionados con actividades altamente contaminantes y que requieren cambios estructurales significativos para que sean neutros desde el punto de vista climático.
También hay una elevada proporción de empleos de cualificación baja y media, con un alto contenido rutinario. Es muy probable que se vean afectados por la automatización (digitalización), que suele ir de la mano de la transición ecológica.
La transición climática, que incluye tanto la adaptación al cambio climático como el diseño y la aplicación de políticas destinadas a mitigarlo, debe ser socialmente justa.
Esto significa que la UE y los Estados miembros deben adoptar medidas y proporcionar recursos financieros adecuados para proteger a los trabajadores cuyos puestos de trabajo desaparecerán o cambiarán significativamente en el proceso.
Sin estas medidas, el cambio climático y las políticas climáticas pueden tener fuertes efectos distributivos regresivos: quienes ya son más vulnerables, incluidos los trabajadores con empleos precarios y salarios bajos, podrían pagar el precio más alto. Por lo tanto, la justicia social de la transición climática requiere incluir a los trabajadores en el diseño y la aplicación de sus políticas y medidas, incluso a nivel de cada empresa.